El Metro como reflejo
Ayer nuestro Metro de Caracas vio manchada su historia, la vio amancillada entre aluminio por primera vez desde que entro en operación el 3 de enero de 1983, hace 24 años.
Como caraqueño, no puedo sino sentir indignación por el siniestro.
¿Cómo es posible que en este país los civiles hayamos perdido prácticamente todo derecho a ser parte del estado? La verdad siento una decepción muy grande. Ver como el metro decae en calidad del servicio mientras se le politiza sin ninguna vergüenza me da dolor.
Lo ultilizo y no puedo creerlo, sin embargo estando ahí puedo sentirlo. Esa extraña tensión en el aire, esa preocupación a voces silenciosas, ese sentir que el sinónimo de calidad, eficiencia y seguridad es falible. Que uno de los mas grandes íconos y orgullos de nuestra ciudad haya sido golpeado.
La identidad misma de muchos caraqueños ha sido golpeada.
El metro siempre fue imagen y reflejo de una Venezuela que puede ser, una Caracas civilizada, segura, limpia, ordenada y eficiente. Sigue siendo uno de los pocos espacios del encuentro y la pluralidad en una ciudad tan dividida.
Ahora es el reflejo de un completo secuestro de las instituciones. Una organización del poder que no conoce otra forma que la vertical y pretende aparentar lo contrario. Un país donde para poder trabajar para la comunidad desde el estado hay que ser o militar o militante.
Politización descarada, falta de prioridades e inconciencia por parte del las autoridades. Parece ser que el trabajo único de esta directiva roja rojita ha sido un masivo lavado cerebral, desconociendo de manera ignorante y abusiva décadas de estudio. Y se los digo con toda propiedad, porque los "cambios de imagen" no han resultado ser mas que cuestiones superfluas, sin estudio previo y rompiendo con todo lo que alrededor del mundo y aquí en Venezuela se ha aprendido acerca de la señalización en sistemas de transporte masivo. Es aplastar el pasado, negarlo y enterrarlo.
Patio de Talleres 1 en Propatria trabaja con las uñas y a contra reloj, con un grandísimo déficit en el presupuesto gracias a las políticas sobresubsidiarias.
Sin embargo, el dinero para poner los motores a máxima revolución se consigue.
¿Cuantos fondos iremos a tocar los venezolanos y en especial los caraqueños para percatarnos del peligro que tenemos delante y las sombras que se nos ciernen? Ideologización y exclusión civil se nos enfrenta. Jamás pensé que el metro sería herramienta de esta ofrenta, pero lamentablemente lo es.
Ya nos tocará a generaciones posteriores revertir los daños y recuperar lo perdido. Los que nos quedamos, porque otros no tan optimistas (o mas bien osados) debén estar ahora mismo en el RWY 09 del Simón Bolívar Intl' rumbo a mayores oportunidades, al reconociemiento de su constancia, estudio y trabajo.
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