jueves, enero 19, 2006

Un cielo inusualmente estrellado...

Hoy al llegar a mi casa (y con un frio que lleva a la memoria a los recuerdos del diciembre) miré hacia arriba, como siempre lo hago, y vi algo inusual, hoy el cielo se encuentra particularmente estrellado.

Es extraño, porque en una ciudad como esta no es bastante común que se vean las estrellas, y la única responsable no es sólo la contaminación, sino que el atareamiento tampoco nos deja. Y entonces cuando sale uno de acá, mira el cielo y dice así como atontado: mira las estrellas, que hermosas están.

Lo dice uno como cuando va al mar y ve las olas, o va a la montaña y siente la neblina, lo dice uno como si fuese algo completamente extraño, ajeno a nuestra vida cotidiana. Lo dice uno como si las estrellas no estuvieran tambien aquí sino sólo alla!, alla fuera de la ciudad, fuera de los problemas, fuera de la cotidianeidad.

Y así pasan nuestras vidas, y no notamos el brillo de las estrellas, el resplandor de la luna, el suave entibiamento de los primeros rayos de sol, el olor de la neblina, el canto de los pájaros, y las bandadas de Guacamayas que todos los días migran de un lugar a otro dentro de nuestro gran guardián. Y es precisamente él quien nos lo recuerda, cuando atariados por nuestra cotidianeidad, de repente volteamos nuestra mirada, y vemos al Ávila imponente, grandioso y hermoso, reflejo de lo que alguna vez fuimos y podemos volver a ser.

Tal vez (y así lo quiero creer), el brillo esta noche de las estrellas no es una casualidad, tampoco es que de repente se haya esfumado el smog. Tal vez es que hoy las estrellas tienen aún mas ganas de brillar, quizás esten alegres y quizás sea para mi una buena señal.

Señal de cambio; quizás estas estrellas presagian un buen augurio, y yo de verdad no tendria por qué dudar. A pesar de todo lo que ha pasado las cosas entre tú y yo han cambiado menos de lo que esperaba y una normalidad repetina ahora reina entre nosotros dos, supongo que fue nuestra decisión, una decisión bastante madura ante lo oscuro que se veia el futuro inmediato: lo podíamos intentar de nuevo, aunque implícito estaba, que díficilemente las cosas iban a ser iguales. Sinceramente no podía esperar nada mejor, y si te hablo con aún mas sinceriadad te podria decir que hasta me alegra como todo se ha ido desarrollando, un poco incómodo, tal vez, pero he hecho el intento; me conforta tu madurez y tu capacidad de aceptación, gracias.

Esta noche las estrellas tienen ganas de brillar, y yo, también.