El primer día: Valmetro, Metro de Valencia.
Llegúe a la Estación Cedeño a eso de las 8.10. Venía caminando por la avenida y se me bajaron los ánimos al ver una boquilla cerrada. Entonces decidi que si ya estaba ahí, sería buena idea ver el boulevard constitución por mi mismo.
Mi sorpresa fue ver que la boca sur de la estación estaba con sus dos santamarias bien abiertas . Pero la pequeña plaza estaba rodeada por una verca perimetral, con una puerta hacia el boulevard y un custodio parado.
En eso llega un señor y le pregunta por curiosidad al vigilante, si el metro está abrierto. El habla por un radio y dice: "Sí! ya la gente de Caracas dio la orden" era algo rarísimo de escuchar, pero estaba tan emocionado y deleitado con el lugar, que rápidamente lo olvidé.
Lo primero que me asombra es la pulcreza de las entradas, con unos techos blancos y curvos que dan la sensación de estar entrando a un aeropuerto, no a una estación de metro. Me sorprende el hecho de que la mezzanina en cuestión es bastante superficial, me di cuenta por lo corto del trayecto de las escaleras. Termino de bajarlas y enseguida veo como se extiende frente a mi un largo pasillo de techos blancos, y paredes y pisos similares al marfil. La sensación es prácticamente estupefaciente.
Camino, camino y veo propaganda del gobierno, así como grandes huecos donde supongo estará el resto de la publicidad. Llego al aréa central de la mezzanina, donde un aviso grande y brillante, con letras azules señala al usuario la dirección de los andenes que aguardan bajo sus pies.
Espero impaciente a comeflecha (un amigo forista). Un hombre me pregunta ¿va a viajar? y me sorprende: aquel hombre tenía ese familiar chaleco beige con una M orgullosa en su pecho. Yo, ahora orgullosísimo le digo que sí! pero que espero a alguien. Ahora ya sabía porque aquel vigilante había hablado de "la gente de Caracas".
El hombre del chaleco beige habla con otros que también tenian una M orgullosa en sus blancas camisas: la M de Valmetro. Pude escuchar que les decía: "si tienes un retraso de 5 o 10min aquello colapsa de gente, hasta hemos tenido que restringir el acceso a los andenes"
Finalmente comeflecha llega. Toma una que otras fotos -porque eso sí, parecía reportero gráfico - y bajamos al andén!. Abajo hay poca gente esperando. No sentimos felices de ser de los primeros usuarios del Valmetro. El sentimiento de asombro, orgullo y sorpresa es general! Pocos se esperaban una estación tan majestuosa y bien hecha.
Punto a favor del Valmetro: la dirección del anden no se encuentra en una señalización perpendicular al sentido de este, se encuentra directamente frente al usuario, sobre los rieles, con una flecha indicando el sentido del tren. Definitivamente da al usuario un mejor sentido de orientación.
Un curiosidad: la "raya amarilla" es una supericie de goma antirresbalante, la misma que están siendo usadas en las estaciones del IAFE.
Hablamos bastante, comeflecha me pregunta que si no me parece que está estación le lleva una morena a cualquier estación regular del M y yo afirmo. Tengo que aceptar que es así.
Sólo la estación Caracas del IAFE toca ese nivel de majestuosidad.
Nos entrevistan y ciertamente quiero ver mi cara en un clip del "(8) Gobierno Bolivariano (8)". Expreso mi satisfacción y mi orgullo por ver a la gente de CAMETRO ahí ayudando, dando una mano a la gente de Valmetro.
Otra curiosidad: Había un hombre con un chaleco de seguridad anranjado que atrás rezaba: MTA Metropolitan Transit Authority. Habían neoyorkinos ahí!.
Llega el tren!!! todo el mundo estaba muy emocinado. Tengo un flashback: recuerdo la emoción que me daba cuando niño -y a veces aún ahora- cuando entraba al metro y veia como esa veloz máquina de acero pasaba a centímetros de mi piel! a toda velocidad! con todas aquellas ventanas iluminadas! y con tanta gracia se detenía frente a mi, abriendo sus puertas. Aquella veloz insignia del desarrollo. Tan sólo el despegue de un avión me emocinaba tanto! y aún lo hace.
Ese sentimiento inexplicable de admiración! extrañeza, impresión, estupefación, maravilla! Aquella mezcla de emociones y sentimientos que hace tanto que no siento.
Eso que tanto extraño lamentablemente no me invade...ya estoy habituado a esto, a esperar un tren en un andén. ¡Cómo me hubiese gustado volver a sentirlo!. Pero me siento feliz por la gente, porque se que ellos así se sienten! Hay pocas cosas tan emocionantes como bajar corriendo a un anden, cuando un flamante tren lo aguarda a uno. Claro que la costumbre le resta encanto a las cosas, pero no deja de ser encantador.
La gente de seguridad insiste una y otra vez en que no pasemos de la raya amarilla, en inclusive que nos mantengamos alejados de ella.
Cuando el tren llega y está a punto de detenerse -y como es de esperarse- la gente se acerca a las puertas. ¡SEÑORA! ¡DETRÁS DE LA RAYA AMARILLA! grita un hombre de seguridad muy molesto. Y será que yo estoy acostumbrado, pero me parecía que actuaban con una precaución casi desmedida, como si aquel tren fuese así de peligroso.
Abordamos. Ciertamente si siente ese característico "olor a nuevo" que tanto gusta a cualquiera! La disposición de los asientos es interesantes, pero que sean las fotos las que hablen.
Suena la señal de cierre de puertas: algo así como una campana digital, bastante parecida a una alarma de incendios. No se parece por nada a la de los trenes del M (un tono grave sostenido) ni a la de los trenes del IAFE (similar a la de un asensor cuando llega a un piso, un "plin" doble).
El tren arranca suavemente :colagte:, ciertamente no tiene mucho apuro.
El tunel -que es uno solo para ambas vías- es amplísimo, y en la mayor parte de su recorrido, completamente recto. De hecho, desde la Estación Cedeño, podias ver a lo lejos las luces de la Estación Lara.
Pasamos por aquellas modernas estaciones subterráneas! Cada una con sus colores caracterísiticos. Tanto a mi como a comeflecha nos encantó una que tenía mosaicos en colores cálidos: rojo, terracota y naranja. Pero cuyo nombre no recuerdo.
Había una bastante extraña: sus andenes no eran completamente rectos, y aunque ligera, se notaba una evidente curvatura en ellos.
Nos detenemos en Palotal, se bajan unos, abordan otros y continuamos derecho hacia Monumental.
Y al fin! llego a la fulana estación. Para mi sorpresa, es verdaderamente decepcionante. Sus interiores parecen más bien un pasillo de centro comercial pequeño que una verdadera estación de metro. Ni majestuosidad, ni cielos rasos, ni arqutectura. NADA, tan sólo una plaza encima. Y se nota claramente lo bajo presupuesto que fue aquella construcción...
Decidimos devolvernos. Y nos hacen dar la vuelta hacia la otra entrada de la estación porque "no nos tienen parmitidos dejarlos entrar por aca". Verdaderamente me molesta porque eramos 4 personas y lo que había entre nosotros y las escaleras para bajar era una simple cinta de esas que usan en los bancos para ordenar las colas...
Bajamos a aquel desencantador andén y esperamos. La gente del M se ocupa en dar instrucciones a los usuarios. Se me infla el pecho!.
Agarramos nuestro tren de vuelta, pero esta vez nos bajamos en Palotal. Debo decir: que estación tan hermosa. Las imágenes hablan por si mismas. Es que hasta el intenso calor desaparecia al distraerse uno con los ojos. Salimos y vemos los exteriores. Volvemos a entrar por el otro lado, de nuevo por aquello de que sólo se puede entrar por una boca y salir por otra...
Esperamos un bueeen rato. Hablamos, discutimos sobre las virtudes del sistema. Llega el tren y de nuevo no vacilamos en ir lo mas cerca posible de la cabina del conductor. Y esta es otra cosa curiosa: lo que separa al condutor de los pasajeros son unos paneles de vidrio y plástico, de la misma forma en que está dispuesta la cabina del conductor en los MetroBuses capitalinos.
Eso da una muy buena vista de los túneles y estaciones.
Casualmente hablamos con una señora que venía desde Medellín, trabaja en el sistema de metro de aquella ciudad! Y yo, sin perder chance le pregunto por sus experiencias con los MetroCables. Me dice que ha sido una muy buena experiencia, que ha sido un trabajo social muy bonito, que aquella gente ahora se siente mas digna y que las zonas a las que llega el MetroCable han elevado su calidad de vida! Que la gente sabe valorar y lo cuida. Ya no tengo dudas: el MetroCable será un gran avance para Caracas.
Termina nuestro recorrido: llegamos nuevamente a la Estación Cedeño. Nos reciben de nuevo aquellos pisos recién instalados! aquellos techos tan bonitos y aquel aire de logros. La gente aplaude de emoción dentro del tren! Fue una muy bonita manera de terminar nuestro recorrido.
Definitivamente Valencia, la de Venezuela, no será la misma jamás.
Mi sorpresa fue ver que la boca sur de la estación estaba con sus dos santamarias bien abiertas . Pero la pequeña plaza estaba rodeada por una verca perimetral, con una puerta hacia el boulevard y un custodio parado.
En eso llega un señor y le pregunta por curiosidad al vigilante, si el metro está abrierto. El habla por un radio y dice: "Sí! ya la gente de Caracas dio la orden" era algo rarísimo de escuchar, pero estaba tan emocionado y deleitado con el lugar, que rápidamente lo olvidé.
Lo primero que me asombra es la pulcreza de las entradas, con unos techos blancos y curvos que dan la sensación de estar entrando a un aeropuerto, no a una estación de metro. Me sorprende el hecho de que la mezzanina en cuestión es bastante superficial, me di cuenta por lo corto del trayecto de las escaleras. Termino de bajarlas y enseguida veo como se extiende frente a mi un largo pasillo de techos blancos, y paredes y pisos similares al marfil. La sensación es prácticamente estupefaciente.
Camino, camino y veo propaganda del gobierno, así como grandes huecos donde supongo estará el resto de la publicidad. Llego al aréa central de la mezzanina, donde un aviso grande y brillante, con letras azules señala al usuario la dirección de los andenes que aguardan bajo sus pies.
Espero impaciente a comeflecha (un amigo forista). Un hombre me pregunta ¿va a viajar? y me sorprende: aquel hombre tenía ese familiar chaleco beige con una M orgullosa en su pecho. Yo, ahora orgullosísimo le digo que sí! pero que espero a alguien. Ahora ya sabía porque aquel vigilante había hablado de "la gente de Caracas".
El hombre del chaleco beige habla con otros que también tenian una M orgullosa en sus blancas camisas: la M de Valmetro. Pude escuchar que les decía: "si tienes un retraso de 5 o 10min aquello colapsa de gente, hasta hemos tenido que restringir el acceso a los andenes"
Finalmente comeflecha llega. Toma una que otras fotos -porque eso sí, parecía reportero gráfico - y bajamos al andén!. Abajo hay poca gente esperando. No sentimos felices de ser de los primeros usuarios del Valmetro. El sentimiento de asombro, orgullo y sorpresa es general! Pocos se esperaban una estación tan majestuosa y bien hecha.
Punto a favor del Valmetro: la dirección del anden no se encuentra en una señalización perpendicular al sentido de este, se encuentra directamente frente al usuario, sobre los rieles, con una flecha indicando el sentido del tren. Definitivamente da al usuario un mejor sentido de orientación.
Un curiosidad: la "raya amarilla" es una supericie de goma antirresbalante, la misma que están siendo usadas en las estaciones del IAFE.
Hablamos bastante, comeflecha me pregunta que si no me parece que está estación le lleva una morena a cualquier estación regular del M y yo afirmo. Tengo que aceptar que es así.
Sólo la estación Caracas del IAFE toca ese nivel de majestuosidad.
Nos entrevistan y ciertamente quiero ver mi cara en un clip del "(8) Gobierno Bolivariano (8)". Expreso mi satisfacción y mi orgullo por ver a la gente de CAMETRO ahí ayudando, dando una mano a la gente de Valmetro.
Otra curiosidad: Había un hombre con un chaleco de seguridad anranjado que atrás rezaba: MTA Metropolitan Transit Authority. Habían neoyorkinos ahí!.
Llega el tren!!! todo el mundo estaba muy emocinado. Tengo un flashback: recuerdo la emoción que me daba cuando niño -y a veces aún ahora- cuando entraba al metro y veia como esa veloz máquina de acero pasaba a centímetros de mi piel! a toda velocidad! con todas aquellas ventanas iluminadas! y con tanta gracia se detenía frente a mi, abriendo sus puertas. Aquella veloz insignia del desarrollo. Tan sólo el despegue de un avión me emocinaba tanto! y aún lo hace.
Ese sentimiento inexplicable de admiración! extrañeza, impresión, estupefación, maravilla! Aquella mezcla de emociones y sentimientos que hace tanto que no siento.
Eso que tanto extraño lamentablemente no me invade...ya estoy habituado a esto, a esperar un tren en un andén. ¡Cómo me hubiese gustado volver a sentirlo!. Pero me siento feliz por la gente, porque se que ellos así se sienten! Hay pocas cosas tan emocionantes como bajar corriendo a un anden, cuando un flamante tren lo aguarda a uno. Claro que la costumbre le resta encanto a las cosas, pero no deja de ser encantador.
La gente de seguridad insiste una y otra vez en que no pasemos de la raya amarilla, en inclusive que nos mantengamos alejados de ella.
Cuando el tren llega y está a punto de detenerse -y como es de esperarse- la gente se acerca a las puertas. ¡SEÑORA! ¡DETRÁS DE LA RAYA AMARILLA! grita un hombre de seguridad muy molesto. Y será que yo estoy acostumbrado, pero me parecía que actuaban con una precaución casi desmedida, como si aquel tren fuese así de peligroso.
Abordamos. Ciertamente si siente ese característico "olor a nuevo" que tanto gusta a cualquiera! La disposición de los asientos es interesantes, pero que sean las fotos las que hablen.
Suena la señal de cierre de puertas: algo así como una campana digital, bastante parecida a una alarma de incendios. No se parece por nada a la de los trenes del M (un tono grave sostenido) ni a la de los trenes del IAFE (similar a la de un asensor cuando llega a un piso, un "plin" doble).
El tren arranca suavemente :colagte:, ciertamente no tiene mucho apuro.
El tunel -que es uno solo para ambas vías- es amplísimo, y en la mayor parte de su recorrido, completamente recto. De hecho, desde la Estación Cedeño, podias ver a lo lejos las luces de la Estación Lara.
Pasamos por aquellas modernas estaciones subterráneas! Cada una con sus colores caracterísiticos. Tanto a mi como a comeflecha nos encantó una que tenía mosaicos en colores cálidos: rojo, terracota y naranja. Pero cuyo nombre no recuerdo.
Había una bastante extraña: sus andenes no eran completamente rectos, y aunque ligera, se notaba una evidente curvatura en ellos.
Nos detenemos en Palotal, se bajan unos, abordan otros y continuamos derecho hacia Monumental.
Y al fin! llego a la fulana estación. Para mi sorpresa, es verdaderamente decepcionante. Sus interiores parecen más bien un pasillo de centro comercial pequeño que una verdadera estación de metro. Ni majestuosidad, ni cielos rasos, ni arqutectura. NADA, tan sólo una plaza encima. Y se nota claramente lo bajo presupuesto que fue aquella construcción...
Decidimos devolvernos. Y nos hacen dar la vuelta hacia la otra entrada de la estación porque "no nos tienen parmitidos dejarlos entrar por aca". Verdaderamente me molesta porque eramos 4 personas y lo que había entre nosotros y las escaleras para bajar era una simple cinta de esas que usan en los bancos para ordenar las colas...
Bajamos a aquel desencantador andén y esperamos. La gente del M se ocupa en dar instrucciones a los usuarios. Se me infla el pecho!.
Agarramos nuestro tren de vuelta, pero esta vez nos bajamos en Palotal. Debo decir: que estación tan hermosa. Las imágenes hablan por si mismas. Es que hasta el intenso calor desaparecia al distraerse uno con los ojos. Salimos y vemos los exteriores. Volvemos a entrar por el otro lado, de nuevo por aquello de que sólo se puede entrar por una boca y salir por otra...
Esperamos un bueeen rato. Hablamos, discutimos sobre las virtudes del sistema. Llega el tren y de nuevo no vacilamos en ir lo mas cerca posible de la cabina del conductor. Y esta es otra cosa curiosa: lo que separa al condutor de los pasajeros son unos paneles de vidrio y plástico, de la misma forma en que está dispuesta la cabina del conductor en los MetroBuses capitalinos.
Eso da una muy buena vista de los túneles y estaciones.
Casualmente hablamos con una señora que venía desde Medellín, trabaja en el sistema de metro de aquella ciudad! Y yo, sin perder chance le pregunto por sus experiencias con los MetroCables. Me dice que ha sido una muy buena experiencia, que ha sido un trabajo social muy bonito, que aquella gente ahora se siente mas digna y que las zonas a las que llega el MetroCable han elevado su calidad de vida! Que la gente sabe valorar y lo cuida. Ya no tengo dudas: el MetroCable será un gran avance para Caracas.
Termina nuestro recorrido: llegamos nuevamente a la Estación Cedeño. Nos reciben de nuevo aquellos pisos recién instalados! aquellos techos tan bonitos y aquel aire de logros. La gente aplaude de emoción dentro del tren! Fue una muy bonita manera de terminar nuestro recorrido.
Definitivamente Valencia, la de Venezuela, no será la misma jamás.
3 Comments:
buen relato
como dices, Valencia ya no sera la misma
hablando sobre lo que son las estaciones de los nuevos metros, de verdad estan quedando buenisimas. como bien apuntas las del IAFE son buenas obras
las del Metro de Valencia las vi en proyecto hace un par de años y siempre me parecieron que estaban a la altura de cualquier estacion de metro de Europa, como las de Bilbao, Barcelona, Londres y otras
espero que las de Maracaibo sean asi, asi como espero ir a disfrutar las de Valencia.
PD: voy a llevar este escrito a Metrocuentos te enlazo desde ahi
saludos
Wow! usted es el hombre!!! montado en cuanto nuevo tren se han "inaugurado" eso es lo que he querido yo tambien, pero no he podido ni completar por lo menos el "tour" a Charallave que me queda aquí mismito. Sí me pasé por M Los Teques y coincido contigo en lo que dices del Metro de Valencia, eso del "...olor a nuevecito que tanto nos gusta..." es cierto... Toda una experiencia... Pero bueno, yo creo que veré esas obras una vez termine con tantas cosas que me mantienen ocupado. Más han podido esas obligaciones que esa afición por los trenes...
Oye... me encanta leerte. Tu lectura es super espontanea y llena de detalles. Una vez te dije que serías muy bueno estudiando periodismo. Puedes un dia hacerlo tranquilamente de manera empírica.
Sigue a tu corazón. Mientras hagas más cosas sin esperar nada a cambio, la vida te retribuirá cuando menos te lo esperas!
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